
15 Ramadan, 1445
No podemos contemplar realidades que excedan nuestro grado espiritual.
Ibn Ata Allah
14 Ramadán, 1445
“…sólo posee pureza de intención aquella persona a la que, si dices que morirá el día siguiente, no deja el libro que estaba estudiando…” Ibn Ata Allah
13 Ramadan, 1445
El amor (al-hubb) supone cuatro grados: el amor a Dios, que es comienzo; el amor procedente de Dios, que es realización; en cuanto al amor en Dios y el amor por Dios, ocupan posiciones intermedias.
El amor a Dios consiste en que Le prefieres a todo, tiene como signo la invocación perpetua que haces de Él;
el amor en Dios en que amas a aquel que está cerca de Él, amas a los hombres de bien que no te aportan ningún beneficio material; el amor por Dios en que amas a quien Él ama y lo que Él ama, sin conceder importancia a tus propias inclinaciones, se traduce por la extinción de tus apetitos personales bajo la acción de la luz divina; en cuanto al amor procedente de Dios, es que Él te separa de todo para que no ames nada más que a Él. Él te atrae a Él y vela a tus ojos todo lo que es distinto de Él.
Ibn Ata Allah
12 Ramadan, 1445
Dios da la realeza a aquel a quien se hace dueño de su ego y de sus pasiones: «Di: “Oh Dios mío, Soberano absoluto! Tú invistes con la realeza a quien quieres!”»
(Corán 3, 26).
11 Ramadan, 1445
En realidad, no es a las criaturas a quienes vemos, pues, ¿quién hay en el cosmos sino Él, el Rey (al-malik), el Ser real (al-Haqq)? Sin embargo, las criaturas tienen algún grado de existencia, pero son como las partículas de polvo en el aire: ¡cuando intentas coger su substancia, no encuentras nada!
Ibn Ata Allah
10 Ramadan, 1445
Sólo la magnificencia de Su manifestación vela a Dios de la visión del hombre, y sólo la fuerza irresistible de Su luz impide a las miradas alcanzarle. ¡Es la intensidad de Su proximidad (qurb) lo que impide gustar Su proximidad! «La verdadera cercanía –decía el cheij al-Shâdhilî– consiste en que tú no seas ya consciente de ella en razón de su intensidad.
Ibn Ata Allah
9 Ramadan, 1445
En cuanto al hombre que ejerce su ciencia con un propósito mundano, se asemeja a la vela que ilumina a los demás consumiéndose: su ciencia se vuelve contra él y causa su pérdida. No creas, en efecto, que alguien saca provecho de ello.
Ibn Ata Allah
8 Ramadan, 1445
Uno de ellos también dijo: "En materia de fe (Imán), el servidor de Allah no alcanzará el nivel de los hombres espirituales más que cuando deje de pensar en el pasado y en el futuro y viva el momento presente en conformidad a Aquel al que pertenece..."
Al Sulami
Los hombres de la Reprobación
7 Ramadan, 1445
«Si ves que las pasiones mundanas y la codicia gobiernan a los hombres y que éstos están llenos de engreimiento, más te vale ocultarte de ellos»
Profeta Muhammad (swas)
6 Ramadan, 1445
«Cuando nos dejó –afirma un Compañero– el Enviado de Dios había desarrollado de tal forma nuestra percepción interior que incluso el movimiento de un pájaro en el cielo era para nosotros una enseñanza.»
Ibn Ata Allah
5 Ramadan, 1445
Si la gracia divina no te ha visitado, aprende al menos a percibirla en otros: «A falta de lluvia, el jardín será humedecido por el rocío»
(Corán 2, 265)
4 Ramadan, 1445
Abdullah ibn Amr, que Allah este satisfecho con él, transmitió que el Profeta Muhammad, que Allah le bendiga y le conceda la paz, nunca utilizaba un lenguaje vulgar comúnmente utilizado en la conversación diaria. Dijo: “Los pequeños actos de cortesía que os parecen fáciles y que tomáis con ligereza, tendrán gran importancia el Día del Juicio Final.”
Tirmidhi, Birr 61; al-Bayhaqi, al-Sunan al-Kubra, X, 193; Ma’mar ibn Rashid, al-Jani, XI, 146; al-Qudai, Musnad al-Shihab, I, 274.
3 Ramadan, 1445
Su intención era
vivir como un “profeta al servicio de todos”, como lo explica
el siguiente hadiz:
“Se me ha dado a elegir entre ser un profeta que sirve o
un profeta rey. El arcángel me insinuó ser humilde. Por eso,
elegí ser un profeta que sirve y expresé mi deseo de ‘estar un
día saciado y al otro día hambriento.”
2 Ramadan, 1445
El Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le conceda la paz, lo expresó de esta manera:
“Dos personas pueden ofrecer el salat en el mismo lugar, pero
la diferencia entre ambas es como la que hay entre el cielo y
la tierra.”
Abu Sa’id al-Shashi (m. 335 H), Musnad al-Shashi, I, 86.
1 Ramadán,1445
Sabe que Dios no prescribe generalmente ninguna obra obligatoria sin acompañarla de una obra supererogatoria del mismo tipo. De este modo, cuando el hombre realiza la primera de forma viciada, la segunda está ahí para paliar la deficiencia.
Ibn Ata Ala